Cualquiera que me conozca un poquito sabe que yo apenas plancho. Así que os estaréis preguntando ¿cómo es que nos va a hablar hoy sobre un centro de planchado? Pues porque tengo un marido que se pega unos buenos maratones de plancha todas las semanas con su ropa del trabajo y cuando desde Rowenta me ofrecieron probar este producto me pareció que a él le iba a venir estupendamente.
Y ya de paso, lo probaba yo también con algunas de esas prendas que irremediablemente te toca planchar quieras o no. Yo sólo había usado planchas «normales» así que tenía bastante curiosidad por ver cómo es y cómo funciona un centro de planchado.
Este es el centro de planchado Rowenta que me han enviado:
Chulo ¿eh? Al principio parece bastante aparatoso pero la verdad es que queda todo muy recogidito y se traslada de forma cómoda usando la propia plancha como «asa». Lo que no me gusta es la forma de recoger el cable eléctrico, ya que es metiéndolo en un pequeño hueco de la base. Mi padre siempre me ha dicho que los cables se conservan más tiempo si se guardan sin dobleces, así que prefiero dejarlo fuera solo un poco enrollado.
Os cuento lo que he aprendido con este test de producto sobre los tres tipos de aparatos para planchar que podéis encontrar actualmente en el mercado:
- Plancha normal: La de toda la vida, con su depósito de agua incorporado y salida continua de vapor a baja presión.
- Centro de planchado (o generador de vapor): Tiene por un lado la plancha y por otro una base en la que tiene un depósito de agua y una caldera para producir vapor a alta presión. La plancha y la base están comunicadas por un cordón que transporta el vapor desde la base hasta la plancha. La salida de vapor en la plancha se regula con un botón que se pulsa según vamos necesitando. Algo que me ha encantado es que este aparato se utiliza con agua normal ya que tiene su propio sistema de eliminación de cal. De vez en cuando hay que sacar el «acumulador de cal», enjuagarlo y listo.
- Sistema «de vapor»: Hay algunas planchas normales que tienen un depósito de agua independiente y que al parecer sus fabricantes las llaman también «centros de planchado» sin serlo ya que en este caso no tienen caldera en la base y por tanto el cordón no transporta vapor sino el agua que se convierte en vapor al llegar a la plancha. Vamos, que funciona como una plancha normal pero con un depósito más grande de agua.
Tras las pruebas que hemos realizado mi marido y yo en estos días, estamos muy satisfechos del «poderío» que demuestra el centro de planchado Rowenta. El otro finde les planché el judoki a los chicos para su competición de judo y dudo mucho que hubiera podido dejarlos presentables en tan poco tiempo con una plancha tradicional. La verdad es que se agradece un montón el potente chorro de vapor que tienen estos aparatos. Ah, y la caldera se calienta en dos minutos, que lo cronometré. Como teníamos prisa me dio por pensar cuanto tardaría y a mí me parece que es un tiempo muy aceptable.
Pero sí que hemos visto una pequeña pega, y es que alguna vez suelta unas gotas de agua, igual que pasa a veces con las planchas normales, vaya. No sé si se deberá a que hay que cogerle un poco el tranquillo al tema de los tiempos, como no pulsar demasiado seguido el botón de vapor, por ejemplo.
Bueno, pues sigo con mis pruebas que aún no le he metido mano al «planchado vertical», que es eso que hacemos cuando queremos darle un repaso a una prenda delicada y aprovechamos el vapor de la ducha para intentar que tenga mejor aspecto (que yo creo que solo les funciona en las pelis pero bueno). Ahora ya tengo un «arma» eficaz para hacer esto 😉
¿Tenéis vosotr@s un centro de planchado? ¿Qué tal os va con él?
IMÁGENES Y MÁS INFORMACIÓN: Rowenta