Tenemos que asumir que una vez que publicamos algo en la red perdemos el control sobre el uso que se le va a dar. Es decir, nosotros podemos tener cuidado con dónde y cómo publicamos nuestros datos personales, fotos, etc. pero si ponemos esa información al alcance de otras personas (aunque sean pocas) ¿podemos saber qué harán con ella?
En mi opinión, la solución no pasa por dejar de usar las redes sociales, como indican algunos, sino por tener claro qué cosas no querríamos ver nunca en manos de extraños. ¡Y no publicarlas!
El siguiente video pertenece a una campaña, realizada por el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, para alertar a los jóvenes sobre lo que puede suceder con el contenido que comparten en Internet.
Muy ilustrativo ¿no os parece?
Y ahora, os invito a hacer una pequeña prueba. Id a Google y realizad una búsqueda con vuestro nombre y apellido. Tendréis que investigar un poco los resultados puesto que no todos se corresponderán realmente con vosotros.
¿Teníais controlado todo lo que habéis encontrado?